sábado, 28 de diciembre de 2024

RELATOS PARA QUIENES NO TIENEN – NI PERROS NI GATOS. -LES PODRÍAN ASUTAR- EL CUENTO QUE MÁS GUSTA A LOS NIÑOS










RELATOS PARA QUIENES NO  TIENEN –

NI PERROS NI GATOS.   -LES PODRÍAN ASUTAR-

 

EL CUENTO QUE MÁS  GUSTA A LOS NIÑOS

 

Hemos estado toda la mañana dando vueltas en un gran establecimiento comercial, buscando un cuento para nuestro nietecillo de dos años y medio.

Y la verdad, que lo hemos pasado muy bien viendo libritos con música, con cartoncillos que se elevaban para ofrecer sorpresas diversas, para construir, recortar…

Hartos de ver tanto y de todo; me di cuenta que allí no había ni un solo niño eligiendo lo que más le gustaba-generalmente de todo, pero siempre hay algo donde más se detienen y nos podrían dar alguna pista; de cochecitos, de piezas para montar o desmontar; eléctricos, manuales, de colorear, recortar, con pilas o sin ellas,…

Entonces. ¡Vámonos! Llegamos a casa, recogí la compra y…¡Cuántos envases! Mira, me dije; porque si le digo algo a mi mujer, me va decir que siempre ando con cosas extrañas y que tengo el suelo de la salita… ¡Imposible de barrer.

Pues… ¡A lo imposible! Y eso es,  la caja de botellas de leche que acabo de vaciar. Cutes, tijeras, pegamento.

Y empiezo a contarme el cuento, en voz alta y con el pequeñín delante. Aquí voy a  abrir un agujero y meter un cartón doblado; encima de la caja están dos casitas que me sobraron de otro juego. ¿Ves? Delante de una de las casitas una gasolinera que hemos recortado de un dibujo.

El niño está absorto, me mira y le voy pidiendo los instrumentos que él me puede ir dando. ¡El cutes no, es peligroso y él me hace caso y me da un cartoncito!

Seguimos dentro de la caja, haciendo un aparcamiento para los coches y un lavadero para ellos con una red verde de la red de patatas. Otro agujero a la izquierda de la caja y por él, otro cartón doblado a modo de rampa.

Empiezo a jugar, Por aquí va este cochecito, entra en la caja-garaje. Se aparca. Se lava y sale deslizándose por la otra rampa.

-Ahora yo,  me dice. Y bueno, ahora tú. Y así estamos ilusionados con el ahora yo que me dice que es suyo y ya no me deja jugar con él. Le miro y sigue y sigue jugando.

Mientras, ahora yo  le  cuento, / uno de esos  tantos cuentos / que al estar  poquito atento/ sin duda me los invento.

Cuentos que cuenta el abuelo / Mientras la abuela cocina /Un buen platito de albóndigas./Son cuentos que llevan vuelo / de palabras y de  rimas








Y todos dirán: ¡Divinas! / Las albóndigas con rimas 















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