sábado, 22 de octubre de 2011

LA SEGUNDA ESCUELA





































LA SEGUNDA ESCUELA
El tiempo escolar es corto y efímero. Y como la persona que se está educando pasa por un periodo transitorio, sin plena madurez, ocasiona que la principal función de la Escuela Primaria sea sembrar para una posterior recolección. Es posible que la semilla caiga en un terreno bien abonado y comience enseguida a florecer. Pero también, el educando puede necesitar unos cuidados continuos, tarde más en madurar, en éste último caso la escuela ya no puede estar presente, ni mantenerle como educando, por lo cual la semilla no fructifica, no ha conseguido que se haya producido fruto alguno. Esto se nota en muchos aspectos de la vida social, niños que salen con su grupo de excursión y recogen al final de la misma las cosas que se les han caído al suelo. Todos intervienen y manifiestan además, un alto sentido de colaboración ecológica. Pero, el problema surge después, cuando ese chico- adolescente, tira la botella de su bebida al suelo y si alguien le reprende, contesta. “el recogerla es cosa de niños”.
En esos momentos, en esas posteriores etapas de la vida es donde nos tenemos que detener y reflexionar. Si el policía es quien sanciona para que tengamos que actuar correctamente. Se demuestra que el miedo, la sanción, son medidas más adecuadas que las educativas. El niño que sacó un diez con diploma incluido por sus conceptos, procedimientos y actitudes tan bien asimilados y que dejó boquiabiertos a sus padres, al profesorado y a todo el entorno social de amistades de su familia. Hoy, adulto, seguidor, militante, asiduo e incondicional de todo lo positivo que pueda haber y no hay. Lanza las colillas encendidas desde las ventanas de su coche. Deja el vaso de bebida encima de los poyetes de la calle. Se ríe del viejecito que se acaba de tropezar y no le ayuda a levantarse del suelo. Etc. y mil etcs. Más.
Y nos preguntamos:¿Sería preciso otra segunda escuela? Pero ¿Dónde? En la adolescencia, en la madurez,… ¡Una nueva mili no, por favor! Un periodo vacacional en cárceles estatales, tampoco. Unas horas de cursillos educacionales en los trabajos, demasiado. El lector en amigable conversación nos podría dar la respuesta más adecuada. ¿Necesitamos o nos hace falta en verdad una segunda guardería adaptada a nuestras necesidades o una universidad del aprendizaje donde se nos enseñara a actuar, a priorizar, a valorar, a vivir más dignamente y mejor? Estaríamos dispuestos a coger de nuevo la mochila y asistir en horas fuera del trabajo a recibir formación y educación básica?
Y si en verdad no es preciso ¿No nos alarman los continuos desajustes sociales, crímenes que se están produciendo y quizás se podrían evitar?
¿Dónde? ¿Cómo? Y ¿Cuándo? Esa segunda formación. Podría una buena formación continua ser la mejor respuesta. Pensémoslo para un posterior trabajo o reflexión.

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