miércoles, 31 de julio de 2013

LA RUEDECITA Y LA CUERDA






































LA RUEDECITA Y LA CUERDA
 “Si tienes palabras más fuertes que el silencio, habla. Si no las tienes, entonces guarda silencio”. Eurípides. “Si no se sube a la montaña, no se descubre la llanura”-Proverbio chino
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La sortija que llevaba la guapa señorita en su cartel de propaganda comercial tiene un gran valor. Se adivina que es de muy alto precio. Sugestiona, atrae, enorgullece a su dueña y portadora.
La ruedecita que ha sustituido a la sortija, marca el reloj vital de la hora que mueve las agujas de su existencia, de su belleza, de su atractivo. Una simple ruedecita apenas tiene valor en comparación con el anterior adorno. Sin embargo, si lo pensamos bien su función es más importante para su “puesta a punto”. La maquinaria sin ella no funcionaría. Es el mando que guía su existencia para no actuar o definirse como “una cabra loca”.
 Dadme un punto de apoyo-diría el gran filósofo- y movería toda su maquinaria vital. Por eso la importancia de la ruedecita es esencial, sobrepasa el mensaje del anuncio comercial. ¿Qué ha hecho el realizador artesano –mentalista-‘? Transformar el mensaje con un simple pincel, lapicero,, martillo, tijera,... y abrir las vías de una nueva comunicación trascendental, sutil, revitalizadora.
El objeto-la ruedecita- es el mensaje, la imagen, la comunicación y con ella surge la palabra.
La cuerda es un mensaje con instantes de momentos y palabras, esencialmente surrealista.

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