LA CASTAÑERA
Recuerda el POP, arte pobre para gente
rica, con expresión de cariño; aquellos destartalados puestecitos, hechos
manualmente con cuatro tablas, en los que se instalaban las castañeras de la
década de los cincuenta.
Una madre, con especial presencia, se
acerca con su niño al puesto. El chaval enseña la moneda porque sabe que esto
es preceptivo para poder ser atendido.
La señorita que camina junto a ellos,
pasa de largo; las castañas manchan los
dedos y no lleva traje de faena para entretenerse en tales menesteres.
La principal protagonista es la
castañera que está sentada con toda su santa paciencia. En la caja no tiene más que alguna monedilla -de plata- para el cambio. En una de sus manos sujeta la tenaza con la que atiza sus castañas para que no se le quemen.
Del fuego sale un hilillo de humo, menos
que de estos desagradable tubos que se ponen hoy día en las calles y parecen
antiguas locomotoras de tren.
Mientras estaba relatando esto. Me ha fastidiado el invento un entendido
espectador que al ver el cuadro ha dicho: ¡Mira es Juan Pablo II dando la
comunión a unos fieles que han ido a visitarle al Vaticano.!
P:D.
Caro lector, quédate con la versión que
más te agrade, quizás ahora que se acerca noviembre te convenga más la primera
y en meses de bonanza climatológica la segunda.
Aunque te aseguro que la grandeza del
Arte pobre para ser rico (aplícase más que a las cualidades, las cantidades) la
mejor versión es la que tu veas, entiendas, adivines, fabriques,..
Pero que no se acerque en nada a la
realidad que no supo o pudo expresar el prestigitador ( y prestigioso) artista
o sencillamente realizador, que queda mejor.
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