domingo, 12 de octubre de 2014

LA CASTAÑERA

















LA CASTAÑERA
Recuerda el POP, arte pobre para gente rica, con expresión de cariño; aquellos destartalados puestecitos, hechos manualmente con cuatro tablas, en los que se instalaban las castañeras de la década de los cincuenta.
Una madre, con especial presencia, se acerca con su niño al puesto. El chaval enseña la moneda porque sabe que esto es preceptivo para poder ser atendido.
La señorita que camina junto a ellos, pasa de largo; las castañas  manchan los dedos y no lleva traje de faena para entretenerse en tales menesteres.
La principal protagonista es la castañera que está  sentada con toda su santa  paciencia. En la caja no tiene  más que  alguna  monedilla -de plata- para el cambio. En una de sus manos sujeta la  tenaza con la que atiza sus castañas para que no se le quemen.
Del fuego sale un hilillo de humo, menos que de estos desagradable tubos que se ponen hoy día en las calles y parecen antiguas locomotoras de tren.
Mientras estaba relatando esto. Me ha fastidiado el invento un entendido espectador que al ver el cuadro ha dicho: ¡Mira es Juan Pablo II dando la comunión a unos fieles que han ido a visitarle al Vaticano.!
P:D.
Caro lector, quédate con la versión que más te agrade, quizás ahora que se acerca noviembre te convenga más la primera y en meses de bonanza climatológica la segunda.
Aunque te aseguro que la grandeza del Arte pobre para ser rico (aplícase más que a las cualidades, las cantidades) la mejor versión es la que tu veas, entiendas, adivines, fabriques,..

Pero que no se acerque en nada a la realidad que no supo o pudo expresar el prestigitador ( y prestigioso) artista o sencillamente realizador, que queda mejor.

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