RELATOS PARA
QUIENES NO TIENEN –
NI PERROS NI
GATOS. -LES PODRÍAN ASUTAR-
EL CUENTO QUE
MÁS GUSTA A LOS NIÑOS
Hemos estado
toda la mañana dando vueltas en un gran establecimiento comercial, buscando un
cuento para nuestro nietecillo de dos años y medio.
Y la verdad, que
lo hemos pasado muy bien viendo libritos con música, con cartoncillos que se
elevaban para ofrecer sorpresas diversas, para construir, recortar…
Hartos de ver
tanto y de todo; me di cuenta que allí no había ni un solo niño eligiendo lo
que más le gustaba-generalmente de todo, pero siempre hay algo donde más se
detienen y nos podrían dar alguna pista; de cochecitos, de piezas para montar o
desmontar; eléctricos, manuales, de colorear, recortar, con pilas o sin ellas,…
Entonces. ¡Vámonos!
Llegamos a casa, recogí la compra y…¡Cuántos envases! Mira, me dije; porque si
le digo algo a mi mujer, me va decir que siempre ando con cosas extrañas y que
tengo el suelo de la salita… ¡Imposible de barrer.
Pues… ¡A lo
imposible! Y eso es, la caja de botellas
de leche que acabo de vaciar. Cutes, tijeras, pegamento.
Y empiezo a
contarme el cuento, en voz alta y con el pequeñín delante. Aquí voy a abrir un agujero y meter un cartón doblado;
encima de la caja están dos casitas que me sobraron de otro juego. ¿Ves?
Delante de una de las casitas una gasolinera que hemos recortado de un dibujo.
El niño está
absorto, me mira y le voy pidiendo los instrumentos que él me puede ir dando. ¡El
cutes no, es peligroso y él me hace caso y me da un cartoncito!
Seguimos dentro
de la caja, haciendo un aparcamiento para los coches y un lavadero para ellos
con una red verde de la red de patatas. Otro agujero a la izquierda de la caja
y por él, otro cartón doblado a modo de rampa.
Empiezo a jugar,
Por aquí va este cochecito, entra en la caja-garaje. Se aparca. Se lava y sale
deslizándose por la otra rampa.
-Ahora yo, me dice. Y bueno, ahora tú. Y así estamos
ilusionados con el ahora yo que me dice que es suyo y ya no me deja jugar con
él. Le miro y sigue y sigue jugando.
Mientras, ahora
yo le
cuento, / uno de esos tantos
cuentos / que al estar poquito atento/
sin duda me los invento.
Cuentos que
cuenta el abuelo / Mientras la abuela cocina /Un buen platito de albóndigas./Son
cuentos que llevan vuelo / de palabras y de
rimas
Y todos dirán: ¡Divinas! / Las albóndigas con rimas