domingo, 7 de agosto de 2011

UN COSO IMPROVISADO: LA PLAZA MAYOR ALBERCANA

¡HAY QUE CERRAR LA PLAZA ¡

Esta foto que parece del siglo XIX. Es, sin embargo, de ahí, de la vuelta de la esquina; del siglo pasado, del año 1973. Está un poquito retocada, dándole tonalidad al cielo. Pero, en su conjunto, es una auténtica manifestación de arte popular. La Plaza Mayor del pueblo era por aquel entonces, una socorrida plaza multiusos, que igual servía de mercado, de escenario para realizar el Ofertorio, de baile suelto para los domingos y también, cuando llegaba el caso, de Plaza de Toros.

En algunos pueblos cercanos que tenían muchos carros de labranza, el coso estaba servido. En otros, como es el caso de La Alberca había en sus casas muchas escaleras de mano de madera. Se utilizaban para subir a las nogales, para encalar las paredes, para arreglar los cables de la luz. Y también, para muchas necesidades de aquella época, como era la de ver bien la comedia del Solano y tener un sitio privilegiado para seguir de cerca las embestidas del toro.

En la improvisada plaza, las escaleras se ataban a las columnas de granito, a los postes que se hincaban en el suelo o a los largos palos horizontales que cerraban el coso, unas con otras. En el escalón más alto de ellas se enganchaba una cuerda que servía para impulsar la subida con más facilidad. Entre escalera y escalera, podía quedar un pequeño resquicio que hacía las veces de burladero De lo alto de la vigas de los soportales, se colgaban con dos sogas y un tablón, asientos para niños, mozalbetes y chiquillas.

El serrano no es torero pese a sus grandes ganas de poder serlo; le cita, le burla, le esquiva y lo más que hace es recortarle la salida. Al final deja un rato al torero para que cumpla su labor pero a la hora de matarlo (¡otros tiempos!) prefería la maroma; con ella la muerte es más ritual, se vive y se siente el sacrificio, la pelea, la lucha, las escapadas del miedo… Cuando el toro se tumba en el suelo, salta la primera ovación. Con la puntilla, surgen las consiguientes carrerillas, el miedo, el regocijo y el toro-toro tan popular que se extiende como una gran explosión.”¡Ya ha caío¡ ¡Ya ha caío!¡ Podéis todos acercarlos a verlo!…¡De pronto, resucita! Una y otra vez. Cunde el miedo, las voces, las carrerillas,..Es la segunda parte de otro tipo de espectáculos, que varias docenas de cohetes calman y continúan la fiesta.

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