Hay protectores que protegen, como
es para el caso de nuestra piel.
Y los hay de
gran calidad.
Pero...¿Quién protege al protector que protege nuestra epidermis
de los rayos solares? El más sencillo de los envases.
Para
lo cual, las casas comerciales procuran buscar un bonito e interesante nombre
comercial. Si le añadimos un diseño atractivo y llamativo color, puede cumplir
perfectamente su función.
Su
nombre, al ser protector solar, si empieza por Helio ya dice mucho y si es gel
más fácil de aplicar.
Ahora
nos surge, también otra pregunta. ¿Qué sucede con su envase una vez abierto el
producto?
Por lo general, sigue el camino de la basura. Cumplió su función y a
nadie ya interesa.
Hay
, sin embargo, quienes antes de tirarlo, lo miran, abren, escudriñan,
diseccionan,... Esto podría ser....
Ha
sucedido como el reciente descubrimiento del campo de Higgs. La casi nada que explica
casi todo. Y con respecto a nuestro protector solar –que no le hace falta
acabar de manifestar su nombre, pues ya
casi todo él lo dice- para descubrir nuevas posibilidades cede la materia de su
envoltorio.
La
tijera, el pegamento, la mano, el dedo, el lo que salga, o lo que se indaga,...
emprende los siguientes pasos que van de la casi nada que explica casi todo.
¡Cómo
el bosón de Higgs! Salvando ¡claro está!,
sus enormes e importantes distancias en el tiempo, en el espacio, en las
ciencias, en las búsquedas y en la
creación.
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