viernes, 1 de noviembre de 2013

LA CORRIDA COMPRIMIDA

















LA CORRIDA COMPRIMIDA
Cada uno es hijo de su época. Me gustaría haber nacido en la de Miguel Ángel, en la que un buen martillo y una roca, que se encontraba a la vuelta de la esquina, eran los materiales e instrumentos necesarios para hacer arte.
Yo también de pequeño tenía un martillo y unas cuantas rocas, que podía fácilmente conseguir, y hacía un arte utilitario, arreglar el trozo de delante de la casa de mi pueblo. Las vecinas decían que lo hacía bastante bien, que tenía maña. Pero no sé porqué, siempre estaba arreglando sino el mismo, el más cercano del trozo de la calle que días anteriores había sido ya aprobado.
 Pasa el tiempo y hay que cambiar de materiales.
Mi arte-pop y collages utilizan los materiales más próximos ahora a mí, como son papeles de propaganda, periódicos y revistas .atrasados. La tijera como buena compañera de viaje, me ayuda a dar cortes de manga a hojas de revista que van camino de la papelera. La cuarta parte de la cartulina me ayuda a mantener los tajos arrancados de su contexto. Y el toma y daca de la cuestión a colocar con la mayor entrega, cuadros que nacen con el reconocimiento de algunos, la indiferencia de otros y la extrañeza de cosa rara de muchos más.
 El Transformen como realización práctica predomina.
Y llegamos a la Corrida Comprimida. Da pena ver a un toro tan dulcemente educado, sólo le faltan unos patucos rojos. La fiereza, la intrepidez, la bravura, junto a la nueva educación de las ganaderías refinan la imagen del principal protagonista del Territorio del Miedo. No se ven espectadores en la plaza, la crisis y los altos precios de los espectáculos no colaboran. Un sol de justicia se desprende desde lo alto de la cartulina. El torero cita con su muleta, el toro no comprende el mensaje y con cara de obediente observa.
 A la derecha un picador de colores ha terminado su cometido y con caballo cegatón y sumiso, se dispone a abandonar el ruedo.
 Más y muchas cosas se ven, que dejamos en mente del espectador para que él vaya observando y descubriendo a la luz de una luna inexistente que quedó, también, altamente comprimida.
Si las realizaciones artísticas no modifican el espectáculo y este retoma su más auténtica y prístina pureza, véanse las grandes obras sobre este tema de Picasso, no esperemos que algunos de sus más allegados que “pasan de la nada al toro” traten de realizarlo.
 Mucho y forrado jamelgo / para suave y bravo toro.
Más fiereza, más aforo.
Que este cuadro así lo cuelgo / para que gane en decoro.
Nota:
-Clic sobre la imagen para verla en toda su extensión.-

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