CIUDADANOS DE
TERCERA CLASE (Y no va de cuento)
Lo poco que
tienen lo han conseguido por su duro trabajo. Tuvieron que emigrar, salir lejos
de su rincón, de su ambiente o de su gran ciudad. Y con un sueldo mísero,
luchan por conseguir un techo, un coche para el trabajo y unas perrillas para
poderles dar estudio a sus hijos. Nunca terminan de acomodarse, de sufragar
gastos. Ni son de izquierdas ni son de derechas son ciudadanos del mundo
indignados que saben soportar a toda clase de dirigentes (personajes que ni
creen en ellos y les tienen sin cuidado) pero que sin embargo tienen que
aguantar continuamente cuando leen un periódico, escuchan la radio o ven la televisión.
Les repiten que hay crisis, que se ha gastado mucho durante estos últimos años y que les tendrán que
bajar más el sueldo. Por lo general este mensaje se lo suele decir gente de su misma clase que han tenido la
suerte, el acierto, o la viveza de salir de su mismo ámbito y posicionarse hoy
ya en el primer grado de la ciudadanía. Las pintadas vienen al caso pues seguro
que no las ha hecho nadie de un estamento superior. Por lo tanto vienen de abajo, de la ciudadanía, de la tercera
clase.
¿Y qué? Pues
nada, que las estrellas son el fuego de la primavera y las palabras aparte de
ocupar sitio en los libros, han salido a la calle, son la fuerza negra de las
paredes blancas.
Las reformas.
Hoy son el llamado cuento de los políticos que son in-capaces de mover un dedo.
Aquí el rico cada vez es más rico, el pobre cada vez más pobre y la llamada clase
media se va acercando cada vez más a los de abajo. ¿Y qué sucede con las
reformas? Que cambio las sillas de la salita al comedor y ya está todo. ¡Hemos
hecho reformas! Cambios. ¡Claro que los anteriores nos dejaron todo tan mal!
Eso se oye a unos y a otros. Siempre la culpa es del anterior y da igual el
signo que sea. Las reformas son muy sencillas, el que tiene o produce o se le debe
obligar a producir al menos algo y no
tener lo que tiene paralizado (porque no le hace falta). El que tiene un
palacete vacío o lo alquila o se le ocupa de la forma más digna y legal. Para
eso haría falta unos “gestores” que conocieran bien las cosas de cerca y les
dieran la solución más adecuada.
¿Qué hacer con
los políticos? Ya que no valen para nada, una gran mayoría de ellos se
convertirían en una casta a extinguir. No faltaría trabajo para ellos en una “mina”
de lo que fuera, seguro que algunos de ellos la iban a explotar bien..Y los
demás, incluidos todos nosotros, dejaríamos de politiquear por la cuenta que
nos tiene. ¡Gestores! ¡Gestores! Con sueldos de maestros de escuela e igual
vocación y entrega que ellos. El futuro todos sabemos que está en manos de los
chinos que poco a poco nos vienen dominando y de gestores tan bien saben un
rato. (Por cierto antes que nadie han empezado a vender los espumillones y
bolitas de la Navidad, con sus estrellas, belenes, nacimientos,… Esto sí que es
una auténtica gestión comercial, ofrecer al otro lo que es lo suyo y demanda y
antes que nadie) Lo demás es cuento chino.
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