martes, 6 de diciembre de 2011


CIUDADANOS DE TERCERA CLASE (Y no va de cuento)
Lo poco que tienen lo han conseguido por su duro trabajo. Tuvieron que emigrar, salir lejos de su rincón, de su ambiente o de su gran ciudad. Y con un sueldo mísero, luchan por conseguir un techo, un coche para el trabajo y unas perrillas para poderles dar estudio a sus hijos. Nunca terminan de acomodarse, de sufragar gastos. Ni son de izquierdas ni son de derechas son ciudadanos del mundo indignados que saben soportar a toda clase de dirigentes (personajes que ni creen en ellos y les tienen sin cuidado) pero que sin embargo tienen que aguantar continuamente cuando leen un periódico, escuchan la radio o ven la televisión. Les repiten que hay crisis, que se ha gastado mucho durante  estos últimos años y que les tendrán que bajar más el sueldo. Por lo general este mensaje se lo suele decir  gente de su misma clase que han tenido la suerte, el acierto, o la viveza de salir de su mismo ámbito y posicionarse hoy ya en el primer grado de la ciudadanía. Las pintadas vienen al caso pues seguro que no las ha hecho nadie de un estamento superior. Por lo tanto vienen  de abajo, de la ciudadanía, de la tercera clase.
¿Y qué? Pues nada, que las estrellas son el fuego de la primavera y las palabras aparte de ocupar sitio en los libros, han salido a la calle, son la fuerza negra de las paredes blancas.
Las reformas. Hoy son el llamado cuento de los políticos que son in-capaces de mover un dedo. Aquí el rico cada vez es más rico, el pobre cada vez más pobre y la llamada clase media se va acercando cada vez más a los de abajo. ¿Y qué sucede con las reformas? Que cambio las sillas de la salita al comedor y ya está todo. ¡Hemos hecho reformas! Cambios. ¡Claro que los anteriores nos dejaron todo tan mal! Eso se oye a unos y a otros. Siempre la culpa es del anterior y da igual el signo que sea. Las reformas son muy sencillas, el que tiene o produce o se le debe obligar  a producir al menos algo y no tener lo que tiene paralizado (porque no le hace falta). El que tiene un palacete vacío o lo alquila o se le ocupa de la forma más digna y legal. Para eso haría falta unos “gestores” que conocieran bien las cosas de cerca y les dieran la solución más adecuada.
¿Qué hacer con los políticos? Ya que no valen para nada, una gran mayoría de ellos se convertirían en una casta a extinguir. No faltaría trabajo para ellos en una “mina” de lo que fuera, seguro que algunos de ellos la iban a explotar bien..Y los demás, incluidos todos nosotros, dejaríamos de politiquear por la cuenta que nos tiene. ¡Gestores! ¡Gestores! Con sueldos de maestros de escuela e igual vocación y entrega que ellos. El futuro todos sabemos que está en manos de los chinos que poco a poco nos vienen dominando y de gestores tan bien saben un rato. (Por cierto antes que nadie han empezado a vender los espumillones y bolitas de la Navidad, con sus estrellas, belenes, nacimientos,… Esto sí que es una auténtica gestión comercial, ofrecer al otro lo que es lo suyo y demanda y antes que nadie) Lo demás es cuento chino.





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