martes, 18 de septiembre de 2012

UNA ILUSTRE Y DISTINGUIDA FAMILIA

UNA ILUSTRE Y DISTINGUIDA FAMILIA

Hay palabras tan nuestras, tan naturales, tan castellanas, que si no queremos que caigan en el olvido es conveniente darlas a probar.
Pero...¿Cómo? ¿Hay palabras que se comen? Ya lo creo que se comen y si no entran por los sentidos, malo. Son agradables a la vista, al gusto, al olfato,..
Quizás su excesiva redondez les haga perder un poco, porque si fueran cuadradas se aprovecharían un poco más. Aunque... Eso son problemas de envase. Porque en su peso ordinario, un kilo es un kilo. Y si fueran cuadradas ya habría niños que se encargarían de darles la redondez adecuada para no ser notados
.
Está claro que hablamos de las Rosquillas, esas dulzuras tan exquisitas con agujero en el centro de las mismas e hijas de Doña Rosca.

 Doña Rosca es mayor y más familiar. Es característica en ella ese polvillo blanco y dulzón con el que se la adorna. ¡Y claro, está! Para darla mayor vistosidad.
Luego cuando se la empieza lo importante es un buen corte, tenga más o menos polvillo.
Don Rosco es su marido. Pero dejémosle para tiempos de Navidad ( su apellido es De Reyes).

 Y ya estamos de nuevo con las hijas. Tan naturales, tan nuestras, tan castellanas. Tienen la particularidad, que si están hechas a conciencia, no caducan. Se ponen duras. Mas si las mojas en leche, café, o chocolate, al instante adquieren su peculiar blandura.
 Las rosquillas para que no se pierdan y nos quedemos sin palabras deben de ser blandas, redondas, tirando a un color marrón no muy oscuro. Hay que cogerlas con los dedos, partirlas en cachitos, poner la mano debajo de ellas y no dejar caer miguitas ( eso puede ser tu perdición, que al ser grasientas, manchan).
Si eres goloso seguro que agradan tu paladar.
 Los hermanos de las Rosquillas son los Rosquitos, menos conocidos, quizás porque son más secos, saben a anís y son más insípidos; primos- hermanos de los panecillos de algunas zonas de España.

Sigamos con nuestras rosquillas; esas rosquillas castellanas elaboradas en casa, con lumbre de leña y tiempo católico de oración. Una vez hechas ya empiezan a tener su correspondiente peligro. Necesitan su tiempo de asentamiento aunque haya quien no respeta el mismo. Expuestas en un plato, malo. Es preferible taparlas por las moscas y “moscones”.
 Lo mejor es meterlas en una caja y servirlas cristianamente al mismo tiempo.
Con ¡un vas que chutas!, una ,vas; dos es su número adecuado. Más, te hará sonreír, beber agua y notar el empacho.
En dos está la virtud, para llegar con ganas a una próxima ocasión.

La palabra ya ha pasado a nuestra mente, ha ocupado su correspondiente lugar. Ahora sólo falta que en días festivos o de especiales festividades populares salga de nuestro rico y familiar lenguaje.
 Porque es tan nuestra, tan natural y tan castellana que ya hemos visto que no la podemos olvidar, ni hay peligro de extinción.
 Las imágenes corresponden:
1.-Rosquilla Mari-Luz,reina de las reinas.
2.-Don Roscón de los Reyes
3.-Rosquillomóvil
4.-Doña Rosca de Salamanca
5.-Baile de la Rosca
6.-Virgen de la Asunción, patrona de La Alberca, a toda rosca.
7.-Rosquitos de San Antón, hermanos menores

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