EL REY DE LOS OTROS
Han sido muy pocos los reyes que han pasado a la Historia por llevar una vida sencilla, sin hacer guerras con pueblos vecinos, respetando sus tierras, cultivos y posesiones.
Como ejemplo de uno de ellos aquí tenemos a Ataguardo I monarca del amplio, rico y fértil Valle de las Batuecas.
Las diferentes tribus y familias de pueblos prehistóricos que ocupaban su lugar le tuvieron el máximo respeto y consideración.
Jara, su mujer que va delante de él en el cuadro siempre estuvo por el rey bien protegida y ella procuraba tener bien distante las continuas ambiciones de su hermana que intentaba apropiarse de los espacios que no le correspondían.
Tanto Ataguardo como Jara se repartían las labores del reino, iban juntos a la caza de jabalíes, a poner lavadoras, limpiar habitaciones, a sembrar los campos que su pueblo les tenía cedidos solamente durante su mandato,...
Ataguardo ordenó a sus ilustres pintores que adornaran los canchales del Zarzalón y el más conocido de las Cabras Pintadas para atraer al turismo de las próximas generaciones. Y para que sus gentes estuvieran limpias mandó construir a las fuerzas de la naturaleza el llamado descendimiento de aguas del Chorro.
El cuadro representa una salida de su Palacio-cueva. El rey va montado en un soberbio oso domesticado y va a la caza del jabalí.
Jara mientras tanto se lleva sus útiles de hilar y permanecerá con un grupo de amigas en el valle elaborando las normas para que no se vuelva a hacer ni un solo desahucio de las codiciadas cuevas que en estos últimos años se han puesto en lo más alto de los canchales para defenderse de los terribles ataques de los Saposaurios y Troncoceratos que aún quedan por el valle.
