INCERTIDUMBRES
¿Recuerdas el
día en que se posó en tu balcón una paloma? Se apoyó en la barandilla del
desequilibrio que inicia el vuelo. Pero al ver una latita con unos granitos de
sustento
decidió quedarse
allí.
Sin embargo
dudaba. ¡En el momento menos pensado me echo a volar!...
Pasó un tiempo y
no se iba.
Al mochuelo del
rincón cercano le extrañaba tal resolución. ¿Y por qué no se va? Si lo está continuamente repitiendo, en : ¡El momento menos pensado me echo a volar!
¿Porque las
palomas no piensan?... O porque no encuentra otro campo cercano con mejor trigal…
Los pequeños
vuelos no conformaban sus ansiados deseos. Salía y volvía. Volvía y salía.
Buscaba y ansiaba. Quería y no quería. Dudaba y se quedaba. ¿Intentaría
quitarse el mochuelo de encima?
A veces los mochuelos... ¡Qué bien
conjugan los verbos!.
“No la tienes.
¡Déjala!”/ Pasó cantando un labriego.
Paloma que vuelve, luego
Si se marchó ¡Déjala!
Déjala, que
busque el vuelo. / Y si vuelve “Dios dirá”
Pero Dios no dice nada:
Deja el balcón,
bien abierto / Que si el viento impulsa el vuelo
El
viento, seguro y es cierto
De
ello, no responderá.
Del
arte y la palabra:
X-
Dos en el mismo balcón
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