DE CORTEZAS DE LOS ROBLES AL GRAN SEÑOR HAYEDO DE LOS BOSQUES
Quizás muchos lectores viendo este número extraordinario de El País dedicado a Euskadi hayan sentido igual que nosotros un poco de miedo viendo la portada; diríamos que es un lobo mirando de reojo la torre de Iberdrola. “Hay lobos y los habrá dicen, porque entran desde Burgos.Y, además, proliferan ungulados como el corzo”. La sociedad que impulsa el progreso se empeña en quitarle su espacio natural y en este cruce de caminos se apuesta por la modernidad, la biodiversidad, el desarrollo sostenible pero sigue existiendo la naturaleza exuberante de Gorbea a Urkiola, por Urdaibai y Txingudi. Todo verde. Tan verde profundo y misterioso que adentrándose en esos bosques de robles y hayas, aunque sean en gran mayoría de propiedad privada, se apuesta por la regeneración autóctona para evitar que el bosque no siga desapareciendo. ¡Hay que luchar contra la vegetación invasora! Especies de crecimiento rápido, muy rentables al poco tiempo, sí, pero el bosque autóctono no puede seguir desapareciendo ¡Hay que recuperar zonas deforestadas! El Señor Hayedo de los Bosques al que hemos tenido que reseguir un poco su contorno para que no se lo comiera el escáner de nuestro ordenador pregunta el camino a seguir al gran jefe Cortezas de los Robles. “Por allí, avancemos por allí…hacia la derecha” Que si durante siglos la construcción de barcos y casas se llevo por delante la gran mayoría de nuestros hermanos. Nosotros tenemos que invadir El País, el periódico, el territorio y la nación y volver a ser los dueños de aquella Hispania que desde la Punta de Tarifa a estos lares, jamás ponía una ardilla o un conejo los pies en el suelo, saltando de rama en rama. Y no es que los Señores del Bosque seamos exagerados, es que así lo cuentan nuestros dignos e ilustres antepasados que de sombras y exuberante vegetación sabían mucho.
Hay también que reconocer que da miedo adentrarse en estas dehesas donde el Señor Hayedo se menea suavemente ¡No sabe uno cuales puedan ser sus intenciones…!A Corteza de los Robles le mueve muy poco el viento, lanza eso sí una gran nube de bogallas por el cielo. El pino se vuelve frenético, se atacan entre sí piñonazo limpio. La nogal inquieta lanza hojas y nueces a su enredado entorno y el castaño seco y pálido cubre con candelas rojizas el suelo. La guerra Árbol-forestal ha comenzado… Y que esta lucha con sus ansiadas y esperadas lluvias sea el inicio de una nueva repoblación de nuestros bosques y dehesas.
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