jueves, 19 de septiembre de 2013

EL PATIO DE MI ESCUELA





















EL PATIO DE MI ESCUELA
 Quienes hemos estado cientos de horas en los patios de los recreos escolares, comprendemos las opiniones muy valiosas de algunos escritores que , no obstante, deberían conocer la vida interna de las escuelas y del magisterio en sus diferentes épocas.
 Miles de maestros del Plan de enseñanza de los cincuenta, salíamos preparados para realizar la jornada escolar como un todo indivisible de nuestro trabajo. La mayoría estábamos en el recreo para “conocer, seguir o corregir” el comportamiento, la actitud, la forma de ser y estar de nuestros alumnos en su tiempo libre. Desde el niño que no juega, al dominante, al pegón, hasta el que no podía llevar bocadillo y lo cogía con disimulo de la basura.
Años posteriores las costumbres fueron cambiando. Se hacía “vigilancia” y por turnos. Libraban los cargos directivos, pese a que cuando había conflictos, eran estos quienes tenían que dar la última palabra. Predominaban las tareas de despachos.
Nos acercamos a tiempos más actuales y notamos como en muchas escuelas, el profesorado se va, o lo van alejando, de estar con el niño en el recreo. Planes, expansiones y actividades, de consumo, de familia, de biblioteca, de ordenadores, ...Burocráticas.
 El tutor al tener menos contacto con sus alumnos, necesita reuniones para que otros le cuenten, cómo es en esto, o en lo otro. En el patio los “vigilantes” desconocen a la gran mayoría del alumnado, imposible hacer un seguimiento tutorial con todos. –Por otra parte, los padres es comprensible que hoy no se atrevan a dejar solos a sus hijos en las placitas-.
 ¡Malbrough se fue a la guerra!... y ¡No te quiero decir el día que no hay internet!.
 La peonza no les estimula, el jugar a correr cansa, la televisión hastía,..
En una esquina del patio unos niños juegan con un algo misterioso. Uno dice que su padre le va a comprar uno, para que no se aburra en el recreo.
Una maestra ha sacado de su bolso una comba, la extiende, se pone a ondearla con otras compañeras. Es anecdótico que ellas saltan y cantan -¡seguro que pasan de los cincuenta! Ante la indiferencia de los escolares que las miran- “El patio de mi escuela /es particular. /Si llueve. E internet se atasca / No puedo navegar. / Conéctate, /y vuelve a conectar. /Que los conectaditos / saben navegar,...” Si no ha sacado usted la conclusión, amable lector, piense si los centros escolares necesitan más profesorado. Ya sabe que es lo que predomina. La experiencia de los planes de los años cincuenta ha quedado bien patente y ya no se habla de ratio y sí de “acopla-mientos”. Mientras tanto –como muy bien dice, Eugenio Fuentes, seguirán presentes las: Guerrillas en el patio del colegio.

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