COPLAS DE CARNAVAL
Tienen
las grandes casonas de Cádiz, una especie de torretas desde las cuales los “oteadores”
ven la llegada de los barcos o
temporales que se avecinan. Llaman a la
población, para que se tomen las medidas oportunas.
LOS
OTEADORES DE CÁDIZ
Cuentan
que hubo un oteador
De
esos de los miradores.
-Que
en Cádiz es un honor
Tenerlos
de observadores-.
¡Barco
a la vista!-decía.
Cantando
con tal salero
Que
alertaba a la bahía
Como
el mejor pregonero.
Pero
un día, el voceador,
Que
estaba ronco y griposo
Gritó
con fuerza y furor
De
algo que vio esplendoroso.
Todo
Cádiz fue a la orilla
Para
ver lo que llegaba
¡Miradlo!
¡Qué maravilla!
¡Qué
expectación! Se acercaba…
¿Y
qué era aquello chiquillo?...
Que
causó tanto pavor
Por
su forma, por su brillo,…
Era
un simple flotador.
Te
estoy viendo y no te ríes
Más
bien diría que lloras
Pues
es verdad, no te fíes
¿Espejismos?
¡A “toas” horas!
Y
lo que has visto sería…
¿Una
feroz marejada?...
Lo
que digo lo temía
¿Una
sirena encantada?
¿Qué
tendrán los oteadores?
Que
miran “pa” la bahía
Si
viendo unos flotadores
La
vista ya está “perdía”.
¡Barco
a la vista!...María
Y
ella tan “harta” del barco.
Del
sube y baja “tol” día.
Responde
con alegría:
Yo
cuando pueda me embarco
Porque
estoy “harta” del charco
Por
culpa de este vigía
Que
está encerrado en su marco.
Y
hasta que no toca al barco
Con
sus manos, no se fía.
Y
le digo: ¡Socorrista!
No
te paso ya otra vez
¡Qué
vayas al oculista!
Que el flotador era un pez.
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