SALTARÍN EL MANCHEGO
-Una vez que Figurín ha retomado vida,
de cuatro recortes de papeles perdidos,
se dispuso a darse por ahí una vueltecita y ver cómo anda el panorama.
Como no quería que sus paisanos le
reconocieran y fuera objeto de burlas, decidió su nuevo nombre de aventuras
Saltarín el Manchego –ya que procedía de una mancha que él mismo había
originado-
Malavi el de La Ternura, famoso
cuentista arábigo-cristiano, que siguió sus pasos- trovó esta salida por el
mundo de Saltarín con el título de
MOLINOS AL VIENTO, ya que son
muchas las historias que las gentes tienen metidas en sus cabezas y muy pocas
las que se dan a luz, o salen a relucir; unas para dichas de todos y otras para
desdichas de unos cuantos.
OFICINAS. BANCA. ESCUELA. EDUCACIÓN.
Apenas sales a un banco / o a la menor
oficina
Y allí te
encuentras un tranco.
Dos moles en cada
esquina.
Velan por seguridad / De público y
oficinistas.
Y no está mal,
la verdad.
¿Para qué tocar
más pistas?
Pues sí. ¡Que hay mucha maldad!
Al de la mesa de gafas / Alguien le dijo
gafitas.
Empollón. “Que
haces estafas”.
Y que a los
demás imitas.
Y al pasar, casualidad. / Le empujan. La
zancadilla.
Que si su madre
está gorda.
Y el de enfrente
que le chilla.
¿La cuidadora está sorda?
¿Y el
cuidador? a una milla.
Apenas entras. La escuela / O la menor
escuelita.
Y allí te
encuentras –si cuela-
Treinta niños. Y
hay quien grita.
Chillan. Se burlan. Reniegan. / Patadón
por “to
lo bajo”
Se abrazan y no
se pegan.
Medio pellizco y
lo rajo.
Quien maltrata lloriquea / Y convence al
cuidador.
“Que el
humillado” ¡no vea…!
Se burla de usted señor.
-Hablan de acoso bancario / Y
también oficinista.
Y que se reza el
rosario. (….)
Que la sección al ser mixta… / Puede ser
más temerario.
-Los molinos van al viento.
Las olas del cielo al mar-….
¿Dónde está tu pensamiento?
¡Saltarín!..
¡A galopar…!
Si,
no,…
¡Vaya aburrimiento!
Sin nada.
Ver y contar.
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