ORACIÓN A LA MUERTE DE UN TORERO
Capas, piernas, nervios, cuernos,…
Le pilló en la confusión
De unos segundos eternos.
Fue a la salida de un quite
Y en un momento, un pelele
Arrastrado por los suelos.
La cornada se repite.
¡El cuerno que no se cuele!
La fuerza bruta arremete
Y busca y encuentra un hueco.
Se desvía, es un juguete.
Por un hilo, medio fleco.
¡Y tú, que estas en los cielos!
¿Iván Fandiño…?, ¿Es Iván?
Sabía marcar los terrenos
Pero los cuernos no van
Se vencen, quedan sin frenos,…
¡Y no nos dejes caer…!
Un despiste. La querencia.
El hartarse del camino
Y no seguir la obediencia.
Pero eso…¡Torero Iván!
No nos importa un comino.
Ha cambiado el ademán
Y se va, contigo vino
De la fiesta, lo esencial.
Lo sencillo, el parabién.
Dejando tu propio san.
Así es, sin duda, el destino.
¡Mas, líbranos del mal! Amén
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