EL SALTO DEL GATO
-Para todos
aquellos que están hartos de la política, de las noticias tontas de cada día. Y
no se detienen a observar a las cositas nuestras de cada día, como se hacía en
aquellos años, más o menos alrededor de 1950. Paría una cabra en mi pueblo y te
podría decir Juanito con la ilusión que veíamos llegar a ese nuevo ser al mundo.
Llegaba un mulo cargado de heno al pueblo y ayudábamos a subirlo por medio de
una polea al “sobrao”, eso era una auténtica clase de física. “El tira el
gancho” era inquietud. “El tira tú desde arriba”el secreto del estudio de la
polea. Jugábamos con un pincho a “robar terreno” y estábamos conociendo las
argucias que hacen ciertas gentes, para quedarse con las cosas de los demás. Y “jugar
a las casitas”, era el ir introduciéndonos a conocer los requiebros del amor.
Así podríamos seguir. Pero ahora nos interés TROBAR – el decir rimando con el
metro de las palabras” Por eso nos detenemos en esta instantánea que apenas
dura unos segundo, pero de los que se puede sacar el provecho debido.
EL SALTO DEL
GATO
Parecía que te
miraba
Y nada ni “puto” caso.
Parecía que te observaba
Y tú, haciéndole el payaso
-Marrama miay
may mú.mú…
Y el felino
tu-ru-rú-
-Más él, ni el
mínimo caso-
Dime, entonces. ¿En
qué piensa?
Si es que piensa ese animal.
Su observación es intensa
Concentrada.-¿Digo? Ideal.
De pronto se
estira y tensa.
Mano derecha, adelante
Se rasca,
acaricia,…¡Inmensa
Es su postura
atacante!
Ni un bufido,
media vuelta.
¿Qué quieres que más te cuente…?
¡Qué figura más esbelta!
Que al saltar se dio en la
frente
En la nariz, el bigote,…
Sin afectarle a la
mente
Que la tenía tan
despierta…
Que al saltar cerró
la puerta.
Y, ahora ¿dime?,
-doy un alto-
¿Por qué el gato dio ese salto?
¿Se topó con algo abrupto?
Con un ¡miau!, que hoy es muy
célebre
Que su dueño era un corrupto
Y que da, gato por liebre.
¡Libera nos
dómine de la causa puesta!
¡Libera nos domine
por ser algo funesta!
P.D. El Salto
del Gato, fue presentado para el concurso:
“Hásase ud., amigo
de un animal”, quedando en último
lugar por haber dejado a los servicios sanitarios del
hospital sin uno
sólo de esos tan reconocidos felinos.
El Trovador
tendrá que leer, en voz alta durante veinte
días un párrafo
antes del almuerzo del medio día y otro
segundos antes
de acostarse por la noche, de la famosa
obra de Lope de
Vega, La Gatomaquia.
-Dado en Jerez
de la Frontera, ciudad de los gatos
Perdidos, a
mediados del dichoso mes que empieza por los santos
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