Nada de libros, de programas, de reglas. Es el mundo de la improvisación. No hay caminos, ni se intenta que los haya. Todo se basa en los rincones. En que cada uno aporte lo que se le ocurra en ese momento. ¿Y si no aporta nada? Que es lo más natural. Se camina sin destino, sin rumbo. Hasta que surja el desencanto. Si no sale pronto una mano conductora que no imponga pero sí que guie. Y el guía, el conductor, frente a estos experimentos con gaseosa es el maestro.
Nada puede estar en contra de una enseñanza totalmente libresca, ni tampoco de su abandono total.
LOS LIBROS DE MIRA-VETE
Mi programa es muy sencillo
Y muy fácil de entender.
Que la puerta bien se abra
Que hay que subir al castillo
Y su meta es: Hay que ver.
Hay que ver a la palabra
A la frase, a la oración,
Conocerla, trocearla.
Con las demás relación.
Enriquecerse al tratarla
Con gracia y con emoción
Y si estás como una cabra
Y la dominas: ¡Chitón!
Puedes subir a la loma
Que el castillo es de juguete.
La gramática se asoma
El libro es…de Mira-vete.
Tira el libro, lápiz, goma
¡Manda a todos al garete!
¿Te acuerdas? Mi libro era…
Algo así de Mira-vete.
(¡Eres un tonto la pera!)
Bueno compartes idioma.
Y has seguido este programa
Conociendo a la palabra
En todas, todas sus gamas.
Y llegaste a la frase
En tu casa y en la clase.
Hasta que dijiste:¡Toma!
Me encanta aprender mi idioma.
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