LOS CAPONES DE SAN ESTANISLAO DE KITSCH
COLLAGE: Realizado con los envoltorios de una revista de cotilleo, de unas páginas “amablemente cedidas” de una determinada sala de espera.
HOY: San Estanislao
Cuentan de Estanislao que en sus primeros años de estudios mostraba muy a menudo una actitud bastante contemplativa. La ventana de su habitación de estudios daba a unas huertas y estaba próxima a una calleja donde se movían a sus anchas gatos, perros y gallinas y en frente de él había unas librerías repletas de libros y revistas antiguas que hacían que Estanislao fuera un auténtico investigador de lo “altamente” evasivo y negativo.
Lo positivo era el libro de matemáticas que siempre tenía de frente con páginas que alternaban los teoremas del cateto, Thales, Pitágoras, equivalencias del sistema métrico decimal, áreas de diferentes superficies, etc, etc.
Cada vez que su padre abría la puerta de la habitación y pillaba a Estanislao absorto en lo efímero le daba un capón. El capón consistía en un largo discurso sobre las bases en que se asentaba una sociedad concebida desde el punto de vista mercantil, oficinista y citas de autores de reconocido nombre pero que ellos mismos no habían seguido y sí manifestado.
Tantos capones recibió Estanislao que terminó cediendo y no tuvo más remedio que seguir los pasos teledirigidos e impuestos desde arriba, las altas esferas.
Ya fue en la época de su jubilación cuando recibió la canonización tan deseada pasando a la historia de las nuevas tecnologías, por su gran aplicación y entrega con la denominación de San Estanislao de Kitsch (busca en el diccionario el significado de esa palabra alemana con la similitud “realizadora” –nunca digamos artística- de tan mencionado San)
No hay comentarios:
Publicar un comentario