EN
EL SUEÑO DE UN NEUMÁTICO
LABOR,
PUDO HABER SIDO UN GRAN MAESTRO
¡Qué
agradables se hacían los viajes escolares con el señor Labor! Nada más entrar
en el autobús todas las mañanas nos recibía con una sonrisa que nos ganaba.
Daba los buenos días, e iba colocando a cada niño en el sitio que él veía más
adecuado.. Ponía su micrófono y nos iba relatando todo lo que iba haciendo: “He
puesto el intermitente de salida, como no veo ningún coche que venga por
detrás, iniciamos la marcha. Ya que os habéis puesto todos el cinturón seguid
atentos al altavoz”
Nos
encantaban las musiquillas que ponía porque eran cortas y agradables, de vez en
cuando se colaba alguna poesía o varios chistes divertidos. Contaba historias
de animales, viajes fantásticos,... El viaje se hacía en un santiamén. Pasábamos
a su lado y nos despedíamos con un “¡Hasta luego, señor Babor”, él repetía,
Labor y sonreía.
Un
día uno de los chicos mayores le dijo:”Cada día nos pone una cinta diferente. ¿Cuándo
las hace?” Y le contestó: “Como mi trabajo es por las mañanas con vosotros. Por
las tardes cojo mis aparatillos y las hago. Me tiro casi una hora, pero no
importa...Me gusta”
A
mitad del curso el señor Labor cayó enfermo. Le sustituyó el Aji. Así le
llamábamos porque olía un poco a eso...a aji”
A
este le molestaba todo. Cada niño se sentaba donde quería, no ponía cintas ni
musiquillas. Comentarios de política, siempre política, que zarandeaban a todo
bicho viviente. Al aburrirnos hacíamos grupos o rincones. En los grupos mandaba
siempre el mayor o el manda más.
El
Aji como hubiera jaleo, paraba el coche, lanzaba un taco, abría las puertas y
decía: “Al primero que se pase, se queda en la carretera”. El viaje continuaba
con un silencio aterrador, que después se volvía a hacer otra vez, alborotador.
El
niño que preguntó un día a Labor sobre como hacía sus cintas nos dijo, os tengo
que contar una cosa. “Labor me contó un día que él era maestro, que como habían
suprimido escuelas, tuvo que hacerse conductor pero que su vocación de maestro
no la había perdido”.
Por
eso por las tardes, grababa cosas en su casa para que hiciéramos el viaje de
una forma agradable e instructiva. ¡Vamos él lo decía. Aquí quien conduce soy
yo y para eso he estudiado para que aprendáis, sin daros cuenta, de una forma alegre, instructiva.”
Labor,
dinos ¿cuando vuelves? Ya no lo sé. La empresa me ha destinado al departamento
de limpieza, ahora han puesto al Aji, uno de los hijos de los dueños. A ver si
tengo suerte y puedo volver algún día...”
Labor
no volvió más para aquellos escolares que se hicieron mayores y hoy ya van solos
y en tren a la Universidad.
El
recuerdo en ellos quedó patente. “Un maestro es- escribía uno de aquellos
jóvenes que ya es periodista- aquel que te lleva de la mano a la escuela, que
conduce, que es conductor de caminos, de saberes, de sonrisas y de cariños. Que
te deja una huella de conducta y que sin darte cuenta la sigues. Porque el que
siembra bien, recoge mejor.
ILUSTRACIONES POP-ART
X- Una lección en papel
X- A simple vista
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